El próximo domingo, 12 de noviembre, se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, un Día para el agradecimiento y para tomar conciencia de que somos miembros de una gran familia. Lo que la Iglesia hace es gracias al tiempo, las cualidades, la oración y el apoyo económico de todo el pueblo de Dios.
En el caso de la Diócesis de Ciudad Rodrigo ha sido un grupo de once jóvenes de las parroquias de San Cristóbal, San Andrés y El Salvador los que han puesto rostro al lema de este año ‘Orgullosos de nuestra fe’, dando a conocer su experiencia en sus parroquias a través de varios testimonios.
A estos jóvenes se les ha podido escuchar en el contexto de una rueda de prensa presidida por el Obispo, Mons. José Luis Retana, con motivo de este Día de la Iglesia Diocesana.
D. José Luis ha destacado, en primer lugar, «que de la fe estamos agradecidos, porque hemos recibido la fe de nuestros mayores».
Sobre el sentido del lema de este año ha reconocido que «hoy en día podemos sentir cierta vergüenza de mostrarnos como creyentes, como cristianos, lo que queremos mostrar es que estamos contentos y orgullosos de la fe que queremos vivir y que se nos transmite».
Ha recordado que el cristianismo «es seguir a Jesucristo, pero lo que hace es un estilo de vida que se vive en la liturgia, en los sacramentos, con la predicación y con la caridad, por eso queremos mostrar lo mucho bueno que hace la Iglesia en sus parroquias».
Ha añadido que «la vida de la Diócesis la llevamos entre todos adelante y necesita ayuda y la mejor fórmula es la oración, luego es poner a disposición, como hacen estos chicos, su tiempo y sus cualidades, la mayoría están dando catequesis en sus parroquias; y también con ayuda económica porque las actividades se hacen a través de la economía».
En relación a esa parte económica, valoró que «no hay ninguna institución en España que sea tan transparente en sus cuentas, las actividades tienen un coste, pero todos los años damos cuenta de qué dinero hemos recibido y dónde lo hemos utilizado».
La actividad económica
Coincidiendo con el Día de la Iglesia Diocesana, las diferentes diócesis hacen un ejercicio de transparencia detallando sus cuentas y presupuestos, además de resumir toda la actividad celebrativa, pastoral, educativa, misionera o caritativa y asistencial. Todos esos datos se pueden consultar en la revista Nuestra Iglesia.
De manera general, el presupuesto de la Diócesis se ha cerrado en 2022 en 2.708.181,77 euros, un 15,4% más que el ejercicio anterior, según ha destacado el Ecónomo, D. Manuel Domínguez, que ha hecho referencia a algunas de las actuaciones principales que se han llevado a cabo en materia de obras como la rehabilitación de las cubiertas del Palacio Episcopal que ha supuesto una inversión por parte de la Junta de Castilla y León de 300.000 euros y y de otros 110.000 por parte de la Diócesis.
La Diócesis también sigue adelante con el programa Rehabitare en colaboración con la Consejería de Fomento, que ha permitido restaurar las viviendas rectorales de Castillejo de Martín Viejo y Boada y cuyo fin es el alquiler social. En este caso, la Junta ha invertido 48.000 euros y entre 15 y 16.000 euros la Diócesis en cada una de las viviendas.
Además, según apuntó Domínguez, están prácticamente finalizadas las obras que se están llevando a cabo fruto del convenio con la Diputación de Salamanca en las iglesias de Conejera, La Atalaya, Saucelle y Villarejo y en las ermitas de Gallegos de Argañán y Bañobárez.
Por último, señaló la apuesta de la Diócesis por las empresas locales y autónomos, en concreto, en el último ejercicio ha trabajado con 93.
Por último, se escuchó el testimonio de varios de estos jóvenes, como Estela, que colabora con la parroquia de San Cristóbal desde muy joven. En la actualidad se prepara el MIR, tras haber finalizado los estudios de Medicina, pero eso no la impide «echar una mano en la parroquia en lo que se puede».
Consideró, por otra parte, que esa parte de fe cristiana tiene mucho sentido en su profesión, «de cara a la gente mayor, sobre todo, y también en muchos jóvenes que tienen mucho miedo a la enfermedad y en la fe encuentran un refugio, un lugar seguro para desahogarse o confiar en que les va a ir bien y yo creo que es importante saber mezclar los dos ámbitos (fe y medicina)».
También Mónica, de la parroquia de San Andrés, valoró la fe que la han transmitido sus padres y la gente que ha tenido alrededor. «Hay veces que se da lugar a debates bastante interesantes, pero siempre desde el respeto y al final es una alegría saber que puedes hablarlo con ellos porque eres de su edad».
También fueron varios los jóvenes catequistas de El Salvador que participaron en esta rueda de prensa, como Juan y Manuel que en su primer año destacaron que «de momento, nos va muy bien».
El testimonio de Igor, seminarista y catequista en eta misma parroquia fue mucho más directo: «Creo que hablo por todos los catequistas cuando digo que está guay inculcar a los pequeños los valores que te han enseñado del cristianismo durante todo este tiempo».