El Obispo de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana, ha presidido este martes, la Misa Crismal en la que se reúne todo el clero diocesano para renovar en el primer templo de la Diócesis las promesas que realizaron el día que recibieron el sacramento del Orden.
Esta celebración de la Misa Crismal incluye el rito de la consagración del Santo Crisma y la bendición de los Santos Óleos. Con el Crisma consagrado por el Obispo son ungidos los nuevos bautizados y son signados los que reciben la confirmación. Con el óleo de los catecúmenos se preparan y disponen para el bautismo los propios catecúmenos y con el óleo de los enfermos éstos son aliviados en sus enfermedades.
Esta bendición y esta consagración, según don José Luis, «nos sitúa ante la urgente necesidad de acompañar a tantos hermanos que necesitan hoy el pastoreo del que nos ha hablado la lectura de Isaías y el Evangelio». Además, «a través nuestro, el Señor también quiere ungir a su pueblo con el aceite de la consolación y de la esperanza. Y nosotros estamos llamados a ser eco de esta promesa de Dios; a recordar que le pertenecemos, a animar la senda de nuestras comunidades; y a acompañarlas en la fe al encuentro de Aquel que ya camina junto a nosotros», destacó.
El prelado dio las gracias «por esta preciosa vocación que hemos recibido», al tiempo que recordó las palabras del Papa Francisco, en su reciente viaje al Congo, en el que «nos invita a evitar en nuestra vida tres grandes tentaciones: la mediocridad espiritual, la comodidad mundana, la superficialidad».
Por último, quiso agradecer a los presbíteros su entrega. «Como Obispo y en nombre de toda la Diócesis os agradezco vuestra fiel y generosa entrega a Cristo y a la Iglesia en los diversos oficios y servicios pastorales desempeñados, por vuestro servicio y por vuestro celo pastoral. Gracias por seguir diciendo sí a la llamada recibida. Gracias de corazón, por lo que sois y lo que hacéis; gracias por el testimonio que dais a la Iglesia y al mundo».