Los testimonios de Cuba, Bolivia o Mozambique protagonizan el Día del Misionero Diocesano

Las delegaciones de Misiones de las diócesis de Ciudad Rodrigo y Salamanca han vuelto a organizar de manera conjunta el Día del Misionero Diocesano. En esta ocasión, la diócesis civitatense ha acogido este encuentro que ha comenzado con la celebración de la Eucaristía en la Capilla Mayor del Seminario. El Vicario de Pastoral, D. Antonio Risueño, ha presidido la misa en la que han concelebrado los delegados de Misiones, D. José María Rodríguez-Veleiro y D. José Miguel González, además de los sacerdotes D. Isidoro González y D. Juan Robles.

Durante su homilía, Risueño destacó algunas de las experiencias misioneras que ha vivido en Nicaragua o Benín, al tiempo que reconoció que «la vida de un cura es la vida de un misionero, no puede faltar esta experiencia».

Se refirió en términos de «esfuerzo, sacrificio y alegría» a la labor de los misioneros, pero también habló de la «dignidad» con la que viven y les acogen en todos los países a los que van.

Después de la correspondiente foto de familia al término de la misa, los participantes de las dos delegaciones se dirigieron al Salón Obispo Mazarrasa del Palacio Episcopal donde se pudieron escuchar los testimonios de Ana, una Misionera de la Providencia que durante 28 años ha vivido en Bolivia y Perú. Reconoció que a lo largo de estos años «hice de todo» y recordó que un misionero «nunca debe perder el norte: llevar el amor de Dios a las gentes».

De todos los campesinos y gentes que ha conocido en esos países ha recibido «un amor inmenso, ellos me han dado más que yo a ellos».

También habló de su experiencia en España, Felisardo, un joven que se prepara para el sacerdocio, natural de Mozambique. Lo que más le ha llamado la atención hasta el momento es «la diferencia que hay en los sacramentos de iniciación pues en España todos son niños y en mi país jóvenes adultos los que los reciben».

Por último, el delegado salmantino, Luis Miguel, contó algunas de sus vivencias en Cuba.

Este encuentro, que cada año acoge una de las dos diócesis, terminó con una comida fraterna en el Seminario y un paseo por Ciudad Rodrigo.