El Obispo de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana, ha presidido este sábado, la festividad de San Blas en la pedanía de Sanjuanejo donde ha tenido lugar la procesión, Eucaristía y bendición de las gargantillas. Un nutrido número de sacerdotes, entre los que se encontraba el Obispo Emérito de Ávila y durante tres años Administrador Apostólico de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, Mons. Jesús García Burillo, ha concelebrado junto a Mons. Retana.
También han sido muchos los fieles que se han sumado a esta celebración y que, incluso, han tenido que seguir la Eucaristía a través de la megafonía instalada en la parte exterior de la Iglesia.
Mons. Retana en su homilía ha recordado la figura de este santo, médico y obispo armenio que vivió en el siglo IV, y cuya devoción y servicio a Dios lo llevaron a enfrentar persecuciones y, finalmente, el martirio. «Hoy recordamos su valentía y su disposición a defender la fe incluso en tiempos difíciles». Además, a San Blas se el conoce por el milagro de haber salvado a un niño que se estaba ahogando, «lo que le atribuyó la intercesión de Dios en favor de aquellos que sufren males en la garganta», de ahí la bendición de gargantillas que se efectúa cada año para «buscar su protección y sanación».
Pero tal y como señaló don José Luis, «al reflexionar sobre la vida de San Blas, encontramos un modelo de entrega y fidelidad a Dios. Aunque enfrentó adversidades, su confianza en el Señor nunca titubeó».
La pregunta es: «¿Cómo podemos aplicar esta lección a nuestras propias vidas?»
En respuesta citó un pasaje del Evangelio de San Marcos en el que resalta la compasión de Jesús, «observemos cómo Jesús ve a la gente como oveja sin pastor, esta imagen nos invita a reflexionar sobre nuestro propio papel como pastores en la vida de aquellos que el Señor nos ha encomendado».
Por último don José Luis pidió a los fieles «renovar nuestro compromiso de seguir a Jesús» y «que la valentía de San Blas y la compasión de Jesús nos guíen en nuestra vida espiritual».