Un nutrido grupo de catequistas de la Diócesis han participado en el encuentro diocesano que cada año se celebra en el mes de enero, al hilo de la festividad de su patrón, San Enrique de Ossó, que tiene lugar el 27 de enero.
La delegada de Catequesis, la hermana Gloria Pastor, ha sido la encargada de dar la bienvenida y a continuación el Obispo, Mons. José Luis Retana, ha dirigido una palabras en las que ha recordado que «cuando hay un buen catequista, deja huella; no solo la huella de lo que siembra, sino la huella de la persona que ha sembrado».
De igual modo, resaltó que la finalidad del catequista es «hacer visible y tangible la persona de Jesucristo, que ama a cada uno de vosotros y por eso se vuelve regla de nuestra vida y criterio de juicio de nuestro actuar moral».
Los catequistas y profesores de religión desempeñan una labor «muy necesaria y exige vuestra fidelidad constante a Cristo y a la Iglesia, y ahora más que nunca».
Él mismo ha hecho referencia a la importancia que ha tenido en su vida su catequista cuando tenía seis años, «esta monja puso los fundamentos de mi vida cristiana, preparándome para mi Primera Comunión». Además aseguró que «soy el resultado de la siembra de esa semilla de fe que ella puso en mí que fue cuidada día a día por mi familia».
La tarde se ha completado con una charla, trabajo en grupos y la Eucaristía presidida por don José Luis.