Mons. Retana: «Es Corpus Christi, Día de la Caridad, el Señor nos invita a poner lo que somos y tenemos»

El Obispo, Mons. José Luis Retana, ha presidido este domingo, la celebración del Corpus Christi en la Catedral de Santa María donde, de manera especial, se han dado cita numerosos niños procedentes de las parroquias de Ciudad Rodrigo y que este año han tomado la Primera Comunión.

Don José Luis ha recordado que en este día de Corpus Christi,  Día de la Caridad, «el Señor nos invita a poner lo que somos y tenemos, sabedores de que con ello Dios hará milagros cotidianos para abrazar a los hambrientos de paz y de libertad, de fe y de dignidad, dándoles su gracia y su misma vida». 

También ha querido explicar el mensaje de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social en este Día de la Caridad: ‘Tú tienes mucho que ver. Somos oportunidad. Somos esperanza’. «Según el mensaje, la fiesta del Corpus Christi nos invita a entrar en el misterio de la Eucaristía. Un misterio que actualiza sacramentalmente el don de la propia vida que Jesús ha hecho en la Cruz por nosotros y por el mundo entero. Al mismo tiempo la Eucaristía nos hace testigos de la compasión de Dios por cada ser humano».

Además, «los obispos llaman a no permanecer como espectadores, ni siquiera como meras voces críticas, sino que estamos llamados a ser parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas». De este modo, «se nos invita como cristianos, porque celebramos el sacramento del amor y de la esperanza, a ser agentes de vida buena y nueva: «Dios sigue derramando en la humanidad semillas del bien… La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna».

El prelado ha concluido expresando su deseo de que el Señor quiera «concedernos unas manos bondadosas y tiernas para repartir el don de Dios a los hermanos que Él nos quiera confiar. Estos son dos amores, distintos y al tiempo inseparables: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como le ama el mismo Dios».

Después de la Eucaristía se ha desarrollado la procesión que se ha detenido en dos altares: uno situado delante de la Iglesia de El Sagrario y el otro en la parte baja de la Casa Consistorial.