El Obispo de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana, ha presidido la Eucaristía en la Solemnidad de Todos los Santos, en la Catedral de Santa María por la mañana, y en el cementerio de Ciudad Rodrigo, por la tarde.
En su homilía de esta tarde, don José Luis ha aclarado que esta fecha «es una fiesta de la santidad anónima o discreta», y entre todos esos santos se pueden incluir familiares directos o amigos.
Ha explicado que cuando en el Credo decimos «creo en la comunión de los santos», quiere decir que creemos que hay una comunión entre la Iglesia del cielo, los que están purificándose y también son hermanos nuestros, y los que estamos luchando cada uno con su vida, «la gran tribulación es la vida».
Por otra parte, ha matizado que «todos los bautizados estamos llamados a la santidad», sin olvidar que «la santidad va unida a la alegría» a pesar de que «buscamos la alegría por otras partes». En ese sentido se refirió la éxito, al poder o el placer «mientras que el Señor nos dice lo contrario: son dichosos los pobres, los que ponen su confianza en Dios, los que nosotros evitamos son los que Él llama dichosos».
Ha concluido recordando que el 2 de noviembre, la Iglesia celebra los Fieles Difuntos porque «creemos en que Jesucristo ha resucitado y en la resurrección de la carne».
Junto al Obispo han concelebrado D. Tomás Muñoz y D. Víctor Sevillano.
Finalmente, se rezó un responso y el prelado recorrió algunas de las zonas del cementerio.