Hoy en el seminario, ha tenido lugar el Retiro que el Obispo Administrador Apostólico dirige a todos los arciprestazgos. Precisamente en la víspera de la Iglesia diocesana, una fiesta que ya se incluye dentro de las actividades del camino sinodal, iniciado por el Papa en Roma el 10 de octubre y por nuestro Obispo Administrador el domingo posterior en la catedral. Este es un resumen de la intervención de Don Jesús.
Fuente de sinodalidad: la Escritura
Introducción: Un retiro es un espacio de tiempo dedicado a la oración. El tema es el que el Papa ha propuesto para el Sínodo que ya hemos comenzado: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. El principal método de este sínodo será escuchar. Por eso, empezamos escuchando lo que nos dice la Escritura sobre nuestro tema.
Imagen simbólica para la presente reflexión: Los discípulos de Emaús. Estos regresan a sus casas decepcionados por lo que ha sucedido en Jerusalén: Jesús, a quien esperaban como Mesías ha sido ajusticiado vilmente. Pero, junto a ellos, un Desconocido les explica las Escrituras y les hace entender que lo sucedido no ha sido un fracaso, sino el paso para acontecimiento final: Jesús es Mesías y está vivo.
Síntesis de la sinodalidad en la Escritura: El hombre ha sido convocado por Dios para caminar en la historia unido a Dios y a toda la humanidad. La historia de la humanidad y la historia de la Iglesia es considerada desde la Escritura como un camino realizado en común, un caminar juntos, un sínodo universal.
En el Antiguo Testamento Dios elige a un pueblo con quien establece pronto una Alianza. Ya Con Noé, pero sobre todo con Moisés. La Alianza consiste en que Dios liberará y protegerá a su pueblo a condición de que éste siga sus mandatos. Así acontece todo el Éxodo, la entrada en la tierra prometida, y la historia de Israel. Pero la Alianza establecida por Dios es rota en múltiples ocasiones por la desobediencia del pueblo. Esta es renovada frecuentemente y de varios modos, sobre todo en las asambleas. Los profetas anuncian que en futuro habrá un pacto duradero.
Nuevo Testamento. Esto se cumple con Jesús. En la Última cena, Jesús, siguiendo el ritual de la cena, tomó una copa de vino y recitó solemnemente: esta es mi sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos. Aquí comienza un nuevo Éxodo, una nueva historia en la que el camino de los hombres estará eternamente acompañado por Jesús. Este caminar juntos tiene por objeto anunciar y vivir la propia existencia como el Reino de Dios acontecido en la historia. Este camino se vive con amor, como un solo cuerpo, con el poder que nos viene de Jesús por el Espíritu Santo, aportando cada uno sus propias cualidades, escuchándonos mutuamente, conforme al modelo del primer Concilio en Jerusalén. La meta final del camino compartido será la consumación en la Jerusalén celeste.